17 de marzo de 2010

Verdad y Mentira.


Lo vio en sus ojos, no en su voz. Un destello fugaz arrancado por las teas de fuego incandescente. Porque corrían.

- ¡No puedo más! – Alea tropezó y tuvo que apoyarse en la pared para no caer. Resoplaba.

Azhar se detuvo unos pasos más allá. Respiraba con normalidad.

- ¡Nos alcanzarán! ¡No podemos detenernos ahora! La vida de Eón depende de nosotros…

Un leve pestañeo. Un destello fugaz arrancado sin piedad. Doloroso. Miserable.

- No… - leves susurros escapaban de sus labios - no… vamos en la dirección equivocada… huimos… no puede ser… mentías… mientes.

De espaldas a ella, el hombre bajó la cabeza. Dolido.

- No. Dije la verdad. Si volvemos nos atraparán. Lo sabes. No hay posibilidad de llegar hasta él sin ponernos en peligro y si… – la voz rebelaba que a él, más que a nadie, le costaba desprenderse de esos pensamientos – nos cogen, estamos todos muertos.

Medio girado, ambos se miraron.

Azhar pudo ver, con tristeza, como Alea se daba la vuelta y avanzaba a trompicones de vuelta al infierno. Después de unos segundos, Azhar continúo hacia delante.

Aunque le doliera.

Lo admitió: había varias formas de mentir, una de ellas, era no decir toda la verdad.

.....

No hagas caso de lo que digan, tú sabes, mejor que nadie, como eres.



1 comentario:

El reflejo de tu alma...