31 de mayo de 2010

Hoy mi gata me ha pedido con intensos maullidos que abriera la ventana de la habitación. Sabía del sol que calentaba en esos momentos, el alfeizar. Al ver su salto desde la cama, es mucho más baja que la ventana, hacia el exterior he temido que se pasara, que calculara mal y volara por el aire.

Pero eso no ha ocurrido. Se ha apoyado con gracilidad, en el estrecho margen al borde del vacío. Valoré con asombro, su inconsciencia animal. ¿Cómo podía saltar tan tranquila, sin ver donde iba a caer? ¿Cómo era capaz de calcular tan bien la distancia… y jugárselo todo a un segundo de impulso?

Por unos instantes, la envidié. Ojala yo también fuera capaz de apostarlo todo, de dar un salto al vacío, sin miedo a perder las cálidas palabras que ahora el tibio sol, nos brinda cada mañana.

4 comentarios:

  1. Ojalá fuera tan fácil, eh?
    Mi gata también hace eso, me siento muy identificada con este relato ;) jajaja
    me gusta, me gusta! :)

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  2. jajaja!! cosas de los felinos imprudentes xD
    siempre hace ilusión verte por aquí ;)

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  3. Tienes la belleza de la sencillez. Acabo de descubrir este espejo, y es mucho lo que me muestra. Enhorabuena por tu forma de escribir y expresarte, es muy hermosa.

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  4. Hola!!
    un espejo lleno de realismo mágico! xD
    a veces más realismo, a veces más magiaa
    jajaja! creo que estudio demasiado xD
    oohh muchisisisisimas gracias!! =)=)
    por eso y por pasarte por aqui!!!
    me hace mucha ilusión!!!
    Gracias!!!

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