6 de junio de 2010

Cambiado.

Hoy le he visto sonreír otra vez. Sonreír de verdad. Su caminar ha cambiado estos últimos días. No hablamos mucho, mas por mi timidez que por su forma de ser… pero sus palabras no suenan igual. Por fin ha dejado atrás ese gran peso que, desde que le conocía, le hacía disfrazarse, esconderse tras medias sonrisas.

- ¿Qué escribes tanto, Alea? – como no, sonreía.

- Nada. No es nada… importante – me sonrojé, era tan simpático – bueno en realidad es algo. Mmm es… un diario.

- ¡Un diario! ¡Qué gran idea! Puedes apuntar nuestro día a día… será bonito leerlo en el futuro.

Al crepitar de las llamas, sus ojos de aguamarina también deslucían que había cambiado. Ahora tras la cortina de estrellas que reflejaba su mirada, había una luz más fuerte. Brillaba con fuerza, con confianza. El resplandor que te da el aprender, el superar, el no tener miedo a nada… un mensaje, en el fondo del agua de sus ojos: quien no arriesga no gana, no tengo miedo… a volver a equivocarme.

Y me maravilló. Porque esa era su magia, su hechizo… ahora ya no sonreía nerviosa… ahora yo también, sonreía de verdad.

3 comentarios:

  1. Que bonito y que tierno...me ha hecho sonreir a mi tambien!

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  2. Bella música que engarzan tus letras de sonrisas y estrellas. Instantes que diluyen su sentido si no se sabe escuchar la melodía que regalan. Saber hacerlo y describirlo es un gran regalo. Un abrazo, amigo Marco.

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  3. jajaja! jo que cosas dices! =)
    si... hay que saber escuchar lo que se escribe...
    teneros por aquí si que es un regalo! :D
    un abrazo!

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El reflejo de tu alma...