17 de junio de 2011

Instrumentos de carne y hueso.

Aspiró con fuerza el dulce y helado olor de la noche. Por fin había encontrado lo que durante tanto tiempo andaba buscando. Un nuevo instrumento acababa de llegar a sus manos, un instrumento con forma humana.
Sean apoyó las manos en la balaustrada de mármol de la terraza. Le encantaba aquel lugar, le recordaba cuando, de niño, su padre le aupaba y le señalaba con el dedo las fronteras de su reino. Naturalmente no podían verse desde aquella distancia, y por ello solían decirle que el mundo era suyo, todo, infinito, inconmensurable. Inocentemente lo había creído. Lamentablemente, seguía creyéndolo.
La sombra de su invitado se paseó a su lado en silencio. Si no le hubiera estado esperando nunca habría podido descubrirle. Suspiró de satisfacción. Solo quedaba atar su nuevo juguete a la muñeca de su amo. Habló sin girarse.
- Así que al final te has dignado a acudir. Hans me han dicho que era tu nombre, ¿es cierto? – sabía que no, obviamente, pero quería escucharle mentir para que supiera, en el futuro, cuál era el tono que utilizaba.
- Esa información es correcta, señor. – reverberó una voz a su espalda. Sibilina, afilada como la espada que, a todas luces, portaría al cinto. - ¿Puedo pedirle yo un favor?
¿Un favor?, ¿de qué demonios estaba hablando esa serpiente? No habían acordado nada de eso. Y no pensaba acordarlo ahora.
- Claro, Hans. ¿Qué es lo que quieres? – fue a volverse cuando sintió algo frío en la nuca y lo entendió todo.
Mierda.
- Lo primero que quiero es que no te gires, aun te necesito con vida para que me pagues. Lo segundo es el sobre que guardas bajo la chaqueta, en un bolsillo secreto junto al corazón.
Mierda. ¿Cómo sabía que lo tenía ahí? Lentamente y sin hacer movimientos bruscos introdujo la mano bajo la ropa y reveló, efectivamente, un sobre lacrado.
- ¿Son esas mis instrucciones, verdad?
- Verdad.
- ¿Hay más copias?
- No. - ¿A que estaba jugando ese tipo?
- Y que no las haya. No quiero que nada de esto quede por escrito, ¿me entiendes? Nada. Tendrás la prueba de que el encargo ha sido consumado en el Hostal de Mary dentro de mes. Ni un día más ni un día menos. Allí me esperará también mi recompensa, ¿de acuerdo?
- Eso no es lo que habíamos…
- Claro que no lo es, pero aquí las reglas las pongo yo, ¿de acuerdo?
- De acuerdo. – murmuró a regañadientes.
Con un resoplido, dejó de sentir el frío tacto helado del cuchillo en la nuca. No oyó nada más, pero su sola presencia alejándose le hizo caer de rodillas en el suelo. Sudaba copiosamente, aterrado, un solo pensamiento le cubría con su manto: aquel instrumento se le había escapado de las manos. 
BSO: Alice's Theme. Danny Elfman.

3 comentarios:

  1. Es cuando menos curioso lo que me ha recordado este relato xDD
    Por un lado a una frase creo que de hous que dice "si no sabes mentir tampoco sabrás cuando te están mintiendo"
    Y por otro al "Juego del ángel" de Zafón....
    Yo vengo de publicar en mi blog, esta vez rompiendo un poco el dinamismo, algo más profundillo xD
    2 entradas antes tengo un relato narrado por una vaca xDDD

    ResponderEliminar
  2. ojalá pudiera escribir así... (:

    ResponderEliminar
  3. Hola!! que tal? veo que nos escribes nada mal eh!
    a ver si nos vemos mas por el mundo bloguero! gracias por pasarte (y perdon por el retraso al contestar... xD) porque no te conocia!
    un saludo tortugaa!

    PD Es un secreto... no se lo digas a nadie! jaja xD

    ResponderEliminar

El reflejo de tu alma...