8 de agosto de 2011

Fly.


Paseaba de un lado a otro de la habitación, inquieto. Sus nervios crispados casi podían verse chispear, como pequeños fuegos de artificio.
- Subiremos los impuestos. Y la tasa de comercio. Y los extranjeros deberán pagar un plus si no llevan en la ciudad, pongamos… - su dedo índice rozaba la parte baja de su mejilla - ¿medio año?
- Señor… - Frederic no se atrevía a interrumpirle, pero alguien debía hacerlo. Esto se le estaba yendo de las manos.
- ¿Si? Llevas todo el rato compungido sin decir nada. Si tienes algo que añadir, sueltalo ya.
Frederic tomó valor.
- Me parecen excesivo. Tal subida de tasas… no creo que el Reino esté preparado para tales medidas. Disculpeme Señor si le he parecido impertinente pero creo que debería saberlo…
- ¿Excesivas? – el Rey se giró, lentamente. Controlaba a duras penas el tono de su voz. - ¿A cuánto está el barril de aceite del norte?
- Dos escudetes, Señor. Lo subimos el año pasado.
- A partir del mes que entra el precio por barril será de tres escudetes y medio.
Frederic contuvo el aliento. Trató de mantener el rostro serio, impenetrable. Como Asesor Financiero debía aconsejar al rey sobre dichos asuntos, pero nunca presionarle demasiado. Influía lo justo, al fin y al cabo, él seguía siendo el monarca.
- Pero, Señor… - pese a que le fulminó con la mirada, no se amilanó – Tres escudetes y medio apenas podrá permitirselo un diez por ciento de la población. Las últimas cosechas han sido muy malas, esto acabará por arruinarles. Ya sé que no quiere mi opinión, pero debo dársela. Puede que fuera beneficioso a corto plazo, pero en un par de años estaremos muy justos de recursos, y además…
Era el momento. Debía soltar aquello que se había estado callando durante la última semana. Se aclaró la voz antes de proseguir.
- Y además, Señor… el pueblo no está de por sí nada contento con sus últimas decisiones. La muerte del Asesor Social, ahorcado en la Plaza Mayor, no sentó nada bien. Era el hombre que más contacto tenía con la gente, le debían mucho y usted…
El rey dio un par de pasos hacia él, con calma, aparentando serenidad. Con un gesto le indicó que se levantara, que le acompañara al balcón. El suave aire nocturno les acarició mientras se apoyaban en la balaustrada.
- Voy a ser franco contigo, Fre… - dudó.
- Frederic, Señor.
- Frederic. Ahora mismo, me importa – le tomó del cuello de la camisa, con fuerza – una mierda lo que el pueblo piense de mi. No me importa en absoluto –apretó su yugo un poco más. Frederic tragó saliva con dificultad – si pueden o no pagar las tasas. Walt fue ahorcado por sobornar al resto del consejo para que me hicieran desistir de mi empresa. Tú intentas lo mismo, intentas arruinarlo todo. Te lo voy a dejar bien claro, Frederic – pronunció su nombre con sorna – la guerra es la única opción de la que goza el Reino del Este para sobrevivir. Vamos a luchar, y si alguien no está de acuerdo, ¿sabes lo que le digo?
Aflojó entonces un poco la presión sobre su cuello, dejandole respirar de nuevo. El corazón le latía frenetico, por un segundo pensaba que iba a correr el mismo destino que Walt.
»Que al igual que ese gorrión – el Asesor se dio la vuelta, observó al pájaro alejarse, perderse en la noche cada vez más oscura. – eche a volar.
Y sutilmente, casi con cariño, le empujó. Frederic aguantó el equilibro un instante antes de, con un grito aflorando en los labios, caer al vacío.
El Rey se sacudió las manos y entró de nuevo en la habitación. Empezaba a refrescar.

7 comentarios:

  1. ¿Por qué será que no me sorprende la actitud de ese rey? Prefiere arriesgar la vida de su pueblo a mancharse un poco el orgullo y dejar escapar el poder. Y los pocos que se atreven a contradecirle, se desvanecen.

    Esa canción es preciosa :3 Tú y tus BSO.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta Marco...estoy jodidamente celoso de lo mucho que has madurado como escritor xD No me cansaré de repetirtelo jajaja

    Gran relato !

    " Y debemos, pues sabemos, gritar al poderoso "

    ResponderEliminar
  3. Marco, eso sí que es un rey, ¡y lo demás son tonterías! No hay opción, no se puede elegir. Hay que hacer lo que él quiere y ordena, y no llevarle nunca la contraria por el propio bien de la persona. Muy bueno y real, al igual que triste para los campesinos... Solían pensar poco o nada por ellos. Así de crueles. Un beso =)

    ResponderEliminar
  4. Acabo de ver que en el anterior contestabas a mi comentario con un "no estoy preparado".... A mí me pasa más de lo mismo, en mi caso creo que sería incapaz de ser tan organizada e ingeniosa como para crear una novela. -.-
    PD. Un rey en su alcoba catando vino y un pueblo sacrificando su vida... AGG... Pero el tema es también otro, y es que cada vez tus entradas destilan más calidad ^^

    ResponderEliminar
  5. Yo no es tanto por lo de la organización o el ingenio (creo que podría) sino porque noto que en cuanto quiero hacer algo un poco más largo el nivel baja mucho... ya veremos.
    Gracias por pasaros! :D

    ResponderEliminar
  6. Envidia. Sí, eso es lo que siento. Qué facilidad la tuya de hacer fluir un diálogo. Ojalá yo. Otra vez diciéndote lo mucho que me gusta cómo escribes, no deberías tener dudas, por si acaso, yo te lo repito, tienes talento. Sí señor xDD
    Ah, y la música (L)

    ResponderEliminar
  7. P.D.: Envidia, pero de la sana, eh. jajaja :)

    ResponderEliminar

El reflejo de tu alma...