2 de agosto de 2011

Tormenta de Verano.

Olía a tormenta de verano. Lo recuerdo perfectamente. El viento soplaba como si no fuese a haber mañana, indómito, salvaje. La constelación de hogueras dispuesta por todo el campamento bailaba a su son, intentando aguantar estoicamente los envites de la oscuridad.
Recuerdo que crepitaban, intentado saltar y escapar del ataque de la naturaleza. Aún así permanecieron en su sitio, ellas, yo, y el resto de la caravana. Elegí aquel convoy al azar, igual podía estar allí que a cientos de kilómetros al sur. Pero estaba allí. Y eso era lo que importaba.
- Que viento hace, ¿eh, Lance?
Cambiar mi nombre por el de mi antiguo Maestro no era una decisión muy acertada, pero rehuía el contacto humano. Y dar tu nombre verdadero suponía una gran muestra de contacto.
- El cielo está enrabietado y la Luna no lo controla esta noche. Siéntate aquí, muchacho, el fuego hará ceder el frío, al menos un poco.
Me caía bien ese joven. No habría alcanzado todavía la quincena, pero mostraba maneras de líder. Puede que me lo llevara conmigo, al fin y al cabo, todo supuesto Maestro necesita un supuesto aprendiz, ¿no?
- Y dime, ¿de dónde vienes? – inquirió, a la vez que zambullía la cuchara de madera en la volátil sopa que su madre preparara. Me ofreció. Denegué, tenía el estómago revuelto por el traqueteo de la caravana.
- De muy lejos. – hice un pausa, esperando que se conformara, cosa que, evidentemente, no hizo – De un lugar tan lejano que su nombre ya ha sido olvidado, tan lejano que los rayos de la Luna no llegan a iluminarlo. Siempre hace sol. O siempre está oscuro. A veces la claridad y la penumbra se confunden. De ahí vengo.
- Ya soy mayor para leyendas, para cuentos de niños. No trates de engañarme con…
- Nunca se es lo suficientemente mayor para leyendas, hijo. – le interrumpo - Nunca.
Fue entonces cuando le descarté como supuesto aprendiz. Alguien que no tiene fe en las leyendas no es digno de tener un Maestro como yo, pienso en un arranque de orgullo.
Huele a tormenta de verano. El olor es más patente ahora, viene del este, se cuela por entre mis ropas y se pega a mí. Atraviesa mis fosas nasales, se adhiere a mi cerebro, le hace recordar la última vez que sintió esa sensación.
- Mierda. Milo, ¿hueles eso?
Noté como me miraba, percibía el extraño deje que se había apoderado de mi voz. Estaba asustado. Yo, pese a que no me gustara admitirlo, no. Es bueno tener miedo de vez en cuando, te recuerda que no eres inmortal.
- Si, - olfateó el aire – huele como si fuera a llover.
- Estáis perdidos – susurro. El olor es tan evidente ahora, lo que va a ocurrir tan inevitable, que la piel se me eriza, avisándome del peligro. – Corre. Al bosque. Ahora mismo, Milo. No hay tiempo, vete.
El joven se levanta despacio, solo mis ojos, relucientes, le convencen de que hablo en serio.
- ¿Y mis padres… y mi tío, y los demás? ¿Qué está ocurriendo, Lance?
- Yo me ocuparé de ellos, ahora corre. No hagas ruido y sobre todo, no mires atrás. La Muerte de Alas Negras siente cuando la miran, y no tendrá piedad – necesitaba asustarle más. – El olor de la tormenta anuncia su llegada, si me hubiera dado cuenta antes…
- ¿La Muerte de Alas Negras? ¿Qué será de mis padres? ¿Y de ti?
No se paró más tiempo a escuchar mi respuesta, haciendo todo el ruido del que fue capaz corrió en dirección al centro del campamento.
              - Idiota. Morirás como los demás. ¿Qué será de mí? Tendré que intentar salvaguardar tu sangre, al fin y al cabo ¿Qué daño puede hacer la muerte a quien ya está muerto?
Me pongo en pie y echo la capa a un lado, mostrando al viento mi espada, mostrando a la Nada un coraje, una entereza, una confianza, que estoy muy lejos de sentir.

11 comentarios:

  1. jajaja, gracias por los comentarios x3

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  2. Jueer... que manera de expresarte, una entrada muy peculiar pero me gusta!! ;)

    Un saludo desde: http://milsentimientosxexpresar.blogspot.com/

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  3. Ahora entiendo tanto interés porque comentara ESTE blog.

    Me gusta :D Este relato es como las historias que yo le escribía a mi hermana cuando éramos pequeñas. El tuyo es muchísimo mejor, evidentemente jajajaja

    Quiero saber qué pasa en ese enfrentamiento. Vamos, que valiente no es el que no tiene miedo, sino el que enfrenta sus temores.

    Me encantó, cada línea, cada palabra, tú también tienes la capacidad de cosas maravillosas de manera simple y llegadora. Leerte no agota en absoluto, al contrario, insta a continuar hasta el final.

    Un beso :)

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  4. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!! :D
    Arranque de moral, Nina ^^

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  5. O__________________________________O'
    Pero, pero, pero, pero, Qué me estás contando. qué guay, qué manera de narrar. Qué pasada.... y lo de ¿qué daño puede hacer la muerte a quien ya está muerto? No crees, tal vez, que ver la muerte.... con cara... como algo tangible, ¿desequilibraría hasta a un muerto? Yo, sí. Porque una cosa es morir, y otra es contemplar a la de la guadaña.

    Me gusta mucho, mucho (mucho) señorito Marco.

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  6. Marco, un relato que me convenció, mientras lo leía, creía en lo que iba sucediendo, cosa que (te aseguro) no me pasa en otros blogs.
    Creo que este espacio debería tener más seguidores, lo merece con creces.
    Abrazos.
    HD

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  7. Creo que fui de las primeras seguidoras y me complace ver que te siguen tantas personas.
    Me gusta cómo detienes el tiempo, cómo en la fugaz centella de una mirada logras abrir un vasto universo (como en tus relatos más intimistas). Disfruto con estos diálogos tan bien construidos, con tus descripciones y con este sentir que regalas.
    Un abrazo Marco.

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  8. Me gusta lo de "nunca se es lo suficientemente mayor para leyendas..."
    Lo cierto es que vas subiendo el listón, con frases en su medida, actos significativos... Veo posibilidades de una novelilla, acierto?? ^^

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  9. me ha encantado :)
    si tienes un ratito pásate por mi blog... ¡no es tan bueno como el tuyo, pero espero seguir mejorando!
    http://www.dolordeplata.blogspot.com/

    "No hagas ruido y sobre todo, no mires atrás."

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