Un escalofrío serpenteó por su espina dorsal hasta enroscarse en torno a su cuello. Le oprimió la tráquea con fuerza hasta que el aire dejó de alcanzar su cerebro. Pestañeó por última vez... las metáforas se le habían ido de las manos.
Perder el control en menos de un segundo, ¡y qué mal sienta cuando sucede! Sigo por aquí, aunque ya no hablemos ni nada ¬¬ Comento poco, porque estoy muy vaga como para pelear con mi conexión a internet. Por eso hoy aprovecho, que está poco saturada. Pero no me pierdo ninguna entrada, y tu blog es de los que nunca me pierdo, como siempre. Un saludo Marcos :)
Las metáforas sí, y en breve la vida también.
ResponderEliminarD.E.P.
ResponderEliminarA veces se nos escapan las cosas tan rápido que no logramos darnos cuenta a tiempo...
Un beso.
Perder el control en menos de un segundo, ¡y qué mal sienta cuando sucede!
ResponderEliminarSigo por aquí, aunque ya no hablemos ni nada ¬¬ Comento poco, porque estoy muy vaga como para pelear con mi conexión a internet. Por eso hoy aprovecho, que está poco saturada.
Pero no me pierdo ninguna entrada, y tu blog es de los que nunca me pierdo, como siempre.
Un saludo Marcos :)
Fulminante. Genial siempre. Un abrazo.
ResponderEliminarMe encanta!(Debería pasar más a menudo)
ResponderEliminar