7 de noviembre de 2011

Nubes de Tormenta.

Pese a lavarse con esmero, la yegua baya todavía relinchaba asustada por el olor de la sangre. Tiró de las riendas con fuerza y se detuvo a la vera del camino, con la luz de la luna como único testigo.
- En ocasiones se deben tomar las decisiones equivocadas para seguir avanzando.
Eso se decía en voz baja para apagar su conciencia. Aun sentía los susurros de terror del mercader en los oídos, pidiendo piedad. Negó con la cabeza, no había tenido opción. Habría alertado a la guardia. Con soltura introdujo las manos dentro de las bolsas de cuero que colgaban de la silla de montar. Tanteó la reserva de pienso, algunas manzanas maduras. Un cuchillo en una guarda desgastada, seguramente sin filo. Suspiró.
No había habido opción.
- El muchacho.
- ¿Perdón? – el mercader, aupado en la yegua, le miraba desde arriba con cara de suficiencia. ¿Quién era aquel tipo?
- Oules Swart, no tengo ganas de tonterías. El muchacho con el que hablaste esta mañana en el mercado, ¿hacia dónde iba?
- ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres tú para…?
No hubo tiempo para que siguiera hablando. El desconocido retiró la mano de la espalda y enarboló una piedra del tamaño de una cabeza de gato. Oules cayó de la silla retorciéndose de dolor, con la mano en la sien. El caballo galopó unos metros, se detuvo en medio del camino, volvió la testa, esperando.  
- Para ser un mercader eres poco cortés, me parece. Hablar con alguien mirándole desde arriba… ahora ya estamos al mismo nivel. – dijo con tranquilidad el desconocido mientras le agarraba del cuello de la camisa de lino y tiraba de él hacia el bosque. No obstante, no se alejó demasiado. Lanzó el cuerpo del hombre al pie de un sauce y esperó a que se recuperara lo suficiente para hablar.
- El muchacho. Os vi hablando con él, en la Plaza del Ocaso. Pelo castaño, con una fina trenza, ¿le recordáis ya?
- ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? No… - tartamudeó. Empezaba a ser consciente de su precaria situación – No me dijo adónde iba.
- Eso es cierto. Pero, sin embargo, lo sabes, ¿verdad? ¿Qué quería él de ti?
- No… no me dijo… - el golpe que había recibido en la cabeza comenzaba a hincharse de forma alarmante. Sollozó.
- Ya basta.
Con parsimonia, el hombre de los ojos grises sacó una fina daga labrada del fondo de su cinturón.
- Voy a darte a elegir. ¿No volver a ver a tu hija, no volver a escucharla, no volverla a tocar o… no volvértela a follar? – el hombre sonrió tristemente a la vez que señalaba su entrepierna con el filo del arma.
- ¿Qué…? No… piedad, por favor… yo no…
- Si no eliges, comenzaré de arriba abajo, Oules. Y tus orejas son muy puntiagudas…
- Felisia.
- ¿Cómo? – parecía que por fin había entendido el mensaje.
- Compró un caballo resistente. Me pidió expresamente que pudiera aguantar un ritmo alto durante dos o tres días sin descanso. La única ciudad que está a esa distancia es…
- Felisia.
- Ahora déjame ir, por favor…
- Por supuesto, amigo. – Ojos grises le tendió la mano para ayudarle a levantarse.
- Y lo de mi hija, te recompensaré por tu silen…
No había terminado de incorporarse cuando la diestra del hombre se clavó con fuerza en la espalda del mercader. La mano que aun mantenían estrechadas, vínculo entre la vida y la muerte, se liberó despacio cuando el hombre cayó al suelo sin hacer ruido, el puñal sobresaliendo brillante justo por debajo de su omoplato.
Ithan negó con la cabeza, puso a la yegua baya al trote y siguió su camino. Sus pupilas grises estaban salpicadas de sangre. 

6 comentarios:

  1. Guau, cada vez me sorprendes más
    Un abrazo

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  2. Me gusta. Mis más sinceras felicitaciones. Esperaré impaciente para poder leer algo más.

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  3. No sé porqué siento que en algunos momentos no está claro en qué momento se desarrolla la escena. Quiero decir, he tenido que releerlo para entender que lo que viene después es el "flashback", por decirlo de alguna manera. Yo añadiría alguna frase del tipo que indique ese salto temporal hacia atrás.
    Por lo demás, esta escena me ha gustado; no obstante, lo siento por Ithan pero matar sigue siendo algo malo :( siento que lo haya tenido que hacer.
    (Otra pega: xD suena mejor "fornicar" que "follar", al menos en ese contexto jaja)

    :) Echaba de menos leerte. Tus palabras son siempre una inspiración.

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  4. Me ha sabido mal como desayuno por lo del asqueroso mercader!
    Pero sigues narrando de una forma bastante contundente (:
    Siento no pasarme por tuenti a charlar, estoy sin módem :(

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  5. Se te echa de menus! :/
    Jajajajaja! Se nota que no estoy acostumbrado a usar esas palabras xD

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  6. Ea. Estoy en modo fangirl. Y voy al revés, sé que no debería ir al revés, pero ahora mismo ya no puede importarme haber empezado por el final. xDD *se aclara la garganta y se coloca la corbata* Ithan... es Ithan... es Ithan cargándose a un mercader que es un cerdo y que no sirve para nada y es muerte en un relato tuyo y yo ya me he enamorao again de este personaje. Ojos grises. Sus ojos grises me persiguen. Porque el resto se me puede olvidar, pero sus ojos no, baby. xD
    No sé qué opinarás al respecto, pero cualquier día secuestro a Ithan y lo violo (y obviemos el detalle ese que dice la gente por ahí, que nuestros personajes no siempre tienen que tener algo nuestro, no? Porque no quiero violarte un riñón si es lo que le tocó a Ithan... xDDDDDDDDDDDD) Estoy muy mal.

    En fin. Que estoy acabadísima y que esto cada vez me gusta más y necesito saber quién es el muchacho, o si ya me lo encontré en uno de los relatos posteriores que yo leí antes, porque soy así de guay, o si está antes o ya no sé. xD Ithan es Ithan, you know y me gusta que sea malo... No sabes cuanto. *____*

    Fiu, agente M. No puedes dejarme hacer estas cosas. Bloquéame o algo. xDD

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El reflejo de tu alma...