7 de agosto de 2012

Falkia.

- Pensaba que jamás volvería a verte.
« Era mi mayor deseo… y aquí estás.» No dejó que su voz transmitiera ni un ápice de lo que sentía, que reflejara ni uno solo de sus pensamientos. Era un sonido hueco, carente de toda emoción. Era una voz muerta por dentro.
- Esa era mi intención. – El joven de cabello rizado echó la cabeza hacia atrás, quedando cara a cara con las estrellas – Pero aquí estoy. Si he roto mi promesa ha sido por una buena razón, Falkia.
Falkia Cazadora de Sombras, Falkia la Furia, Falkia la Domadora de Bestias. Era irónico que alguien que poseía tantos sobrenombres no tuviera uno solo que mostrara su verdadera natura.
- Me muero de ganas por escucharla.
Un segundo, dos segundos, tres… si el silencio no se prolongó más tiempo fue únicamente por los chillidos de los grillos que sazonaban el mar de hierba al pie del granero. Christien suspiró, estaba a punto de chocar yesca y pedernal con sus palabras.
- Necesito tu ayuda.
La petición reverberó en la noche, estalló contra el techo de pizarra de la atalaya sobre la que estaban sentados, serpenteó por la hierba, se enroscó en los arboles. La petición le explotó a Falkia en la cara con un resultado inesperado.
Rió.
- Creo que no te he oído bien – respondió con las lagrimas aun en los ojos – ¿Podrías repetirlo por favor?
- Eres la única persona de confianza que conozco.
La risa se evaporó con la misma facilidad que había surgido. La muchacha ladeó la cabeza, le miró directamente a los ojos como hacía décadas que no miraba a nadie.
- Es curioso que la única persona de confianza que conozcas sea yo. Yo, la persona que más te odia en el mundo, ¿sabes? – Alzó una mano en la noche, disponiéndola entre los dos – Con un simple chasquido de mis dedos morirás al instante. No he venido sola, Christien, y si esto es una broma no tiene ni puta gracia. Quiero que te vayas ahora mismo, desaparece para siempre.
- ¿Me odias porque me marché – ignoró completamente la amenaza – o porque he vuelto?
- Porque me destrozaste la vida.
« La salvación de mil promesas rotas. Todo había sido por su culpa. »
- Cierto. – Hizo una mueca, alzando las cejas sobre las dos esmeraldas que eran sus ojos – Y no obstante, me salvaste la vida.
- Tenía una deuda pendien…
- Me salvaste la vida. Podías haberme dejado morir y decidiste no hacerlo. La muerte anula las deudas, eras libre, Falkia. Por eso he regresado. Confío en ti, confío en el odio. Me ayudaste una vez y volverás a hacerlo.
- Podría matarte en este mismo instante…
- Adelante. Hazlo. No me harás daño, al igual que no me lo hiciste la última vez. Matarme sería aniquilar lo único que te mantiene con vida. Traicionarme sería traicionarte a ti misma.
Falkia la Traidora.
- ¿Por qué te fuiste?
Falkia la Triste.
- Marcharme era la mejor forma de demostrarte que siempre estaría a tu lado.

2 comentarios:

  1. (Secreto: en vez de "Falkia" leo "Falka". La saga de Geralt de Rivia me afecta)

    Me gusta cómo describes los estados de ánimo de Falkia con "la Traidora", "la Triste". Es muy... cómo decirlo... Como si se pudiera ver más allá de la expresión de su rostro, como si solo sus ojos reflejaran esa angustia de sentirse traidora.

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    1. A lo mejor de ahí sacó el nombre mi subconsciente! Sabía que había visto un nombre parecido pero no localicé donde... pensaba que era hasta un pokemon xDDDDDD
      No estoy satisfecho de como ha quedado, pero ya me daba palo borrarlo xD Merci :)
      PD: es su hija (creo) :O

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