No me habló bruscamente. Le respondí con el corazón.
-Todos cometemos errores...
Mis padres se miraron, se sintieron estúpidos. Papá me abrazó enseguida. En el pelo sentí una mano. Era fácil adivinar que era la de mamá, no estaba enyesada.
-Tienes razón... La vida siempre te da otra oportunidad.
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El reflejo de tu alma...