25 de marzo de 2010

Simplemente hay que saber esperar en el lugar adecuado.

No me habló bruscamente. Le respondí con el corazón.

-Todos cometemos errores...

Mis padres se miraron, se sintieron estúpidos. Papá me abrazó enseguida. En el pelo sentí una mano. Era fácil adivinar que era la de mamá, no estaba enyesada.

-Tienes razón... La vida siempre te da otra oportunidad.

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