2 de noviembre de 2011

Cabel.

La luz del alba se colaba furtivamente entre las cortinas de su habitación, no obstante, no le pillaba desprevenido. No había dormido en toda la noche, sus ojos, entreabiertos, reflexionaban en silencio.
- ¿Qué estoy haciendo aquí? – susurró a la densa nada que le rodeara desde que tenía memoria. ¿Y si tenían razón? ¿Y si no era más que un chiquillo asustado buscando un lugar donde pasar la noche? ¿Y si todo el mundo se hubiera equivocado con él? Era lo mismo que los demás. Nada. No era fuerte, ni inteligente, ni valiente. Únicamente la casualidad le había llevado a aquel lugar.
J. deseó por un momento tener alguien con quien hablar, alguien en quien encontrar algo de comprensión… hasta que recordó el día que el Maestro le habló de los amigos.
- Un amigo no es más que un traidor en potencia. Es alguien que te venderá en cuanto pueda, los amigos te hacen débil, Jared. Recuérdalo bien, recuérdalo cuando decidas, algún día, confiar en alguien.
Quizá tuviera razón. El Maestro siempre la tenía pero, sin embargo…
Con un suspiro abrió el pequeño macuto sobre la cama. Introdujo algo de ropa, yesca y pedernal, una brújula que le cabía en la palma de la mano. Bajaría a las cocinas a por algo de comer antes de irse.
Era peligroso cazar en los Riscos de Moonallen, siempre le quedaría la enorme cicatriz de la espalda para recordárselo. Salió sin hacer ruido y alcanzó las cocinas sin encontrarse con nadie. La soledad caía, como un manto de plomo, cubriendo todos los rincones del castillo. Algo de pan, queso. Algunas tiras de carne ahumada, una cantimplora llena de agua. Enrollándolo con cuidado en unos trapos lo introdujo en la mochila.
Se alejaría todo lo posible en dirección al oeste. Se sumergiría en el desierto y…
- ¿Qué haces despierto tan temprano, Cabel?
Jared levantó la cabeza al momento. No la había oído llegar, y contaba con desaparecer sin dejar rastro. Ella no debía estar allí.
- Voy a dar una vuelta, volveré dentro de un rato. – Musitó. La había cogido cariño, a ella y al estúpido apodo que le había puesto, pero no dejaría ni por asomo que se percatara de ello.
- Mientes. Conozco esa mirada, Cabel. – Apoyada en el marco de la puerta, se colocó un mechón de cabello pelirrojo tras la oreja derecha. – Si te vas es para no volver, ¿me equivoco?
Cabel. Le llamaba así desde la primera vez que se vieron, aquel día, en el bosque. Cabel… por el cascabel que Jared llevaba al final de la fina trenza que colgara entre el resto de su cabello corto. Una liana en la selva, una enredadera, una cuerda, un puente de unión. Cabel.
- Este no es mi sitio. No sé qué hago aquí, no sé por qué vine. Nunca debí abandonar el Monasterio. Nunca debí abandonar mi vida en pos de… de… de nada. – Jared, y no Cabel, era ahora el que hablaba. – Apártate, me voy.
- ¿Es que hay ahí fuera un lugar para ti? – los ojos azules de la muchacha le traspasaron de parte a parte, recordándole lo evidente. Que no tenía ningún lugar al que ir.
- Lo buscaré.
- Tengo una idea mejor…
- ¿Cuál?
Robin se desprendió de su guante de piel y le tendió una mano pálida, delgada… pero firme.  
- Ven conmigo.
El tiempo pareció desprenderse entonces de sus ropajes, mostrándose desnudo ante ellos. Como un tejido roto en mil pedazos, sus miradas hendieron el silencio, la distancia. Debía tomar una decisión… no volvería a fallar, se dijo mientras apretaba con fuera la mano de la joven. Él no lo sabía, pero no era Jared, sino Cabel, quien tomaba en aquel instante las riendas de su vida. 

2 comentarios:

  1. Qué relato hermoso! Me encantó, ahora quiero ver a donde lo lleva Robien. Me dieron ganas de seguir leyendo.
    Un beso y buena semana!!

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  2. Vale. ¿Quién es? ¿Quién es todo el mundo? Eso me pregunto. xD Llevo tanto tiempo sin leer nada que no sea lo que tú sabes que leo en livejournal (xDD no quiero ensuciar tu blog con estas cosas feas de enferma...) que tú seguiste escribiendo y escribiendo y yo seguí quedándome atrás y todo tu universo es un laberinto.

    Jared, Cabel, esa chica... Ni idea. No tengo ni idea de qué hacen con sus vidas, de cómo relacionarlos con los otros relatos (si es que tienen alguna relación) y me frustra un montón. >____<

    He fallado a mi agente M. Ahora tengo que arreglarlo!

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