15 de mayo de 2012

¿Cuál es tu misión?

- A veces para seguir adelante hay que ir hacia atrás, muchacho. A veces debemos fallar, fracasar estrepitosamente para continuar nuestro camino.
- ¿Cómo vamos a avanzar si no hacemos más que regresar sobre nuestros pasos?
- Aprendiendo. Aprender es una forma de seguir adelante. Pero aprende con cuidado, el pasado es astuto, no dudará en intentar apresarte, en procurar por todos los medios que vuelvas a caer en sus redes. Ten cuidado, recuerda. – Hizo una pausa – Es siempre necesario un sacrificio, por supuesto. Pero merece la pena, ¿no? Con tal de la vivir cualquier cosa merece la pena, el problema…
- ¿Cuál es el problema?
- A veces para continuar viviendo no hay más alternativa que matar parte de nosotros mismos. La autodestrucción no es la mejor forma de aprender, pero a veces no hay otra opción.
Un silencio. Dos. Tres.
- Tienes que prometerme algo, Aprendiz. Prométeme que intentarás sobrevivir. Por cualquier medio, de cualquier manera.
Nunca le había tratado de aquella manera. Para él siempre era el niño pequeño que debiera cuidar. El chico huérfano que su conciencia le había obligado a acoger. Asintió, despacio.
- Lo prometo.
- No nos encontramos por casualidad, ¿sabes? Nada en el mundo sucede por casualidad, y que tu y yo estemos aquí ahora, menos que nada. Promesa por promesa, palabra por palabra. Te prometo que si llevas a cabo esta misión te lo contaré todo. Repítelo, ¿Cuál es tu misión?
- Sobrevivir. 

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