28 de noviembre de 2012

Nunca seré tu héroe.

- Todo el mundo sabe que cortarle la cabeza a un heredero real da mala suerte, Wesh.
- ¿Quién teme a la mala suerte teniendo una espada? Le rebanaré el pescuezo y luego convertiré su cerebro en comida para los cerdos.
Kris bufó exasperado mientras ponía fin a la conversación con un ademán de la mano derecha. Hablar con gestos era casi siempre seguro pero no se debía tentar al destino. Ocultos bajo la armadura de los legítimos guardias, esperaron la llamada.
J. no podía aguantar los nervios. Las manos le sudaban terriblemente bajos los guanteletes y cuando Lord Trevon de la Casa Austin les llamó desde su habitación poco le faltó para tropezar con sus propios pies.
La puerta se cerró tras ellos con un quejido que no presagiaba nada bueno.
- ¿Dónde mierdas esta ese estúpido paje? Hay que cargar esas dos cajas en el carro que espera en la Puerta de Sangre, vamos.
Mientras Kris y Wesh daba un paso adelante, J. únicamente pudo retroceder ante lo que se avecinaba. El primero desenfundó el mandoble lentamente.
- Aquí nadie va a ningún sitio.
- ¿Qué es esto? – solo un pestañeo absurdo por su parte mostró que el heredero empezaba a entender lo que iba a ocurrir. - ¿Qué estáis  haciendo? ¿Quién os manda? Tengo oro, no tenéis por qué…
- Adiós Lord Trevon.
Kris alzó la espada cuando por fin el noble reparó en la presencia de J. cerca de la puerta.
- ¡Tú! Haz algo imbécil, no puedes ser tan cobarde, ayúdame y…
Con una sacudida el filo resbaló por entre sus costillas y traspasó despacio su corazón. Antes de que le diera tiempo a caer, Kris volvió a alzar la espada y con un golpe de mano le cortó la cabeza.  

Debajo de la visera del casco, en sus oídos, en lo más profundo de su cerebro, Jared oiría el resto de sus días la palabra cobarde grabada a fuego en su alma.


Día a día, el peso de lo que somos, el peso de lo que podríamos ser, de lo que nunca seremos, nos aplasta poco a poco hasta dejarnos sin aliento. Formar parte de un hecho sin precedentes, de algo valeroso, importante, ya sea a gran o a pequeña escala. Porque a veces aunque no pase a la posteridad en las páginas de un libro, vencer a los monstruos que llevamos dentro puede ser el acto más heroico del mundo. 

3 comentarios:

  1. Buenas,

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    Saludos

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  2. Que cantidad de recuerdos, y todos buenos! gracias..

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El reflejo de tu alma...