- Mañana saldré a
buscarla.
Observando su reflejo en
el cristal de la copa que conservaba entre las manos, se mordió el labio
inferior, tratando de contener su creciente inquietud.
- Estarás de vuelta
antes de que te des cuenta. Estaréis.
– se corrigió - Estaréis de vuelta pronto, ya lo verás. – su único amigo hizo
una pausa, comprobando que sus palabras no acudían en auxilio del desesperado. –
La conoces jodidamente bien. Si alguien es capaz de encontrarla, de saber adónde
demonios ha ido, ese eres tú.
- Puede estar en
cualquier parte. Desde que desapareció no he dejado de pensar en ella ni un
segundo, he… he intentado recordar absolutamente todo lo que me dijo de su vida
anterior, cualquier sitio al cual pudiera haber ido y nada. – Negó con la
cabeza. – Pero eso no es lo peor.
- Lo sé. Aunque te esfuerces
en convencerme del hombre tan apesadumbrado que eres sé que en tu interior eres
plenamente consciente de que vas a encontrarla.
Christien esbozó una
sonrisa que pretendía espantar a todos los fantasmas que le acosaban.
- En cuanto salga ahí fuera,
en cuanto cruce el Umbral, recordaré mi vida pasada, Craig. Todas las piezas
que hay en mi cabeza van a encajar y eso me aterra. Aunque no sea capaz de
recordar que clase de persona era, sé que no era un buen hombre. Sé… que no
quiero volver a ser quien era. La primera vez que siento miedo en mi vida y es
ante mí mismo.
- Estoy seguro de que no
eras un monstruo sanguinario, Christien.
- No tengo ningunas
ganas de averiguarlo.
Silencio. El estruendo
de la taberna quedó en un segundo plano mientras la mirada del hombre asustado
huía a través de las vetas de la madera de su mesa. No obstante, al final de
cada recodo siempre alcanzaba un callejón sin salida. Fue Craig, bastante rato después,
quien rompió la pequeña esfera de pesimismo tras la que se ocultaba.
- En el fondo de
nosotros todos albergamos sombras. Unos más que otros pero ningún ser humano es
blanco o negro, tienes que entenderlo. Y si hay sombras es porque dentro de
nosotros, inevitablemente, también hay
luz. Ella es tu luz, Christien. Aférrate a ella con todas tus fuerzas y ni la
oscuridad más profunda será capaz de destruirte.
Las sombras hacen que la luz brille con mas fuerza...muy buen relato...
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