8 de agosto de 2014

Cruzar el Umbral.

- Mañana saldré a buscarla.
Observando su reflejo en el cristal de la copa que conservaba entre las manos, se mordió el labio inferior, tratando de contener su creciente inquietud.
- Estarás de vuelta antes de que te des cuenta. Estaréis. – se corrigió - Estaréis de vuelta pronto, ya lo verás. – su único amigo hizo una pausa, comprobando que sus palabras no acudían en auxilio del desesperado. – La conoces jodidamente bien. Si alguien es capaz de encontrarla, de saber adónde demonios ha ido, ese eres tú.
- Puede estar en cualquier parte. Desde que desapareció no he dejado de pensar en ella ni un segundo, he… he intentado recordar absolutamente todo lo que me dijo de su vida anterior, cualquier sitio al cual pudiera haber ido y nada. – Negó con la cabeza. – Pero eso no es lo peor.
- Lo sé. Aunque te esfuerces en convencerme del hombre tan apesadumbrado que eres sé que en tu interior eres plenamente consciente de que vas a encontrarla.
Christien esbozó una sonrisa que pretendía espantar a todos los fantasmas que le acosaban.
- En cuanto salga ahí fuera, en cuanto cruce el Umbral, recordaré mi vida pasada, Craig. Todas las piezas que hay en mi cabeza van a encajar y eso me aterra. Aunque no sea capaz de recordar que clase de persona era, sé que no era un buen hombre. Sé… que no quiero volver a ser quien era. La primera vez que siento miedo en mi vida y es ante mí mismo.
- Estoy seguro de que no eras un monstruo sanguinario, Christien.
- No tengo ningunas ganas de averiguarlo.
Silencio. El estruendo de la taberna quedó en un segundo plano mientras la mirada del hombre asustado huía a través de las vetas de la madera de su mesa. No obstante, al final de cada recodo siempre alcanzaba un callejón sin salida. Fue Craig, bastante rato después, quien rompió la pequeña esfera de pesimismo tras la que se ocultaba.
- En el fondo de nosotros todos albergamos sombras. Unos más que otros pero ningún ser humano es blanco o negro, tienes que entenderlo. Y si hay sombras es porque dentro de nosotros,  inevitablemente, también hay luz. Ella es tu luz, Christien. Aférrate a ella con todas tus fuerzas y ni la oscuridad más profunda será capaz de destruirte.  

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El reflejo de tu alma...