- El sentimiento más
fuerte del mundo no es el amor ni el odio. Es la indiferencia. La frialdad, la
tranquilidad, la calma. El equilibrio solo se mantiene en un ambiente carente
de toda pasión, de todo aquello que se interpone habitualmente entre el juicio
humano y la realidad. Y es esa característica, no otra, la que lo hace
invencible.
Un chasquido, diminutas
ramitas de madera quebrándose bajo el peso de las llamas que dominan la
chimenea. Pese a su proximidad, Dalton tiene frío, como evidencia un ligero
temblor de manos que ni el poder del fuego logra aliviar. No era normal pero
tampoco podía estar enfermo. Había demasiados kilómetros que recorrer aun, no podía ponerse enfermo.
- ¿Cómo vamos a
derrotarle entonces? – logra preguntar el muchacho mientras sofoca, con
dificultades, un estremecimiento particularmente violento.
- No tengo la más remota
idea. Pero ha de quedar algo dentro de él, algo de lo que una vez fue… no ha
podido evaporarse por completo.
El rostro de aquel
hombre era el espejo de la decepción y la nostalgia, más subyacía bajo su
máscara una férrea determinación. No
se daría por vencido.
Sus ojos azul hielo, su pelo rizado y su descuidada barba de unos días le daban
un cierto aspecto fiero, decidido.
- No obstante, no
dudará. Si nos ponemos en su camino, aunque solamente sea un instante, nos
matará. Puede que no nos demos cuenta de que hemos muerto, puede que nos esté –
el hombre suspiró, haciendo una mueca – espiando en estos momentos y que,
cuando mañana amanezca, el sol sorprenda a nuestros cuerpos apuñalados en
nuestras camas, con los ojos desencajados mirando al infinito. Pero no voy a
abandonarle.
Dalton, que no siempre
se ha llamado así, sabe de lo que habla. También él, hace mucho tiempo, tuvo
alguien a quien no habría abandonado jamás, alguien a quien siempre habría
puesto por delante incluso de sí mismo. Ese recuerdo bastó para apagar
cualquier atisbo de miedo, de duda. No se echaría atrás ante lo que estaba por
venir… pero aun así, hizo la pregunta. No hacerla habría significado
comprensión y la comprensión información, una información sobre su vida que ni
de manera casual estaba dispuesto a compartir.
- ¿Por qué?
Una sonrisa emergió en los labios del hombre de
ojos de hielo, sepultando bajo ella la posibilidad de establecer un lazo entre
ambos. Otra vez sería.
- Primero porque él
jamás lo haría y segundo… porque es mi hermano.
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