31 de marzo de 2013

Es la indiferencia.

- El sentimiento más fuerte del mundo no es el amor ni el odio. Es la indiferencia. La frialdad, la tranquilidad, la calma. El equilibrio solo se mantiene en un ambiente carente de toda pasión, de todo aquello que se interpone habitualmente entre el juicio humano y la realidad. Y es esa característica, no otra, la que lo hace invencible.
Un chasquido, diminutas ramitas de madera quebrándose bajo el peso de las llamas que dominan la chimenea. Pese a su proximidad, Dalton tiene frío, como evidencia un ligero temblor de manos que ni el poder del fuego logra aliviar. No era normal pero tampoco podía estar enfermo. Había demasiados kilómetros que recorrer aun, no podía ponerse enfermo.
- ¿Cómo vamos a derrotarle entonces? – logra preguntar el muchacho mientras sofoca, con dificultades, un estremecimiento particularmente violento.
- No tengo la más remota idea. Pero ha de quedar algo dentro de él, algo de lo que una vez fue… no ha podido evaporarse por completo.
El rostro de aquel hombre era el espejo de la decepción y la nostalgia, más subyacía bajo su máscara una férrea determinación. No se daría por vencido. Sus ojos azul hielo, su pelo rizado y su descuidada barba de unos días le daban un cierto aspecto fiero, decidido.
- No obstante, no dudará. Si nos ponemos en su camino, aunque solamente sea un instante, nos matará. Puede que no nos demos cuenta de que hemos muerto, puede que nos esté – el hombre suspiró, haciendo una mueca – espiando en estos momentos y que, cuando mañana amanezca, el sol sorprenda a nuestros cuerpos apuñalados en nuestras camas, con los ojos desencajados mirando al infinito. Pero no voy a abandonarle.
Dalton, que no siempre se ha llamado así, sabe de lo que habla. También él, hace mucho tiempo, tuvo alguien a quien no habría abandonado jamás, alguien a quien siempre habría puesto por delante incluso de sí mismo. Ese recuerdo bastó para apagar cualquier atisbo de miedo, de duda. No se echaría atrás ante lo que estaba por venir… pero aun así, hizo la pregunta. No hacerla habría significado comprensión y la comprensión información, una información sobre su vida que ni de manera casual estaba dispuesto a compartir.
- ¿Por qué?
Una sonrisa emergió en los labios del hombre de ojos de hielo, sepultando bajo ella la posibilidad de establecer un lazo entre ambos. Otra vez sería.
- Primero porque él jamás lo haría y segundo… porque es mi hermano. 

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