Era así desde siempre.
Desde que nació, rompiendo el vínculo que le unía a su madre aquel día de
tormenta, el mundo apreció que era diferente. Ya se lo había dicho su padre una
vez; según él, nació tranquilo, sereno, sin los gritos y lloros que la mayoría de
los recién nacidos esbozan durante el parto.
Quizá el tamborileo de
la lluvia en el casco del barco encubrió sus quejidos y su padre estaba
equivocado, o quizá tuviera razón. Su madre murió segundos después, por lo que
no hubo nadie con quien contrastar la información.
Tranquilo, sereno,
taimado, Billard cultivó aquella apariencia desde que era niño. Responder con
hechos, no con palabras. Pensar, observar, escrutar, asentir, reflexionar. Todo
paso era calculado en silencio minuciosamente, toda idea detallada y
revisionada durante mil puntos de vista. Jamás tomaba una decisión sin tener
claras sus consecuencias.
No obstante, a veces el huracán
que reinaba caótico e incesante en lo más profundo de su ser reventaba los
muros de su alma y salía al exterior. Y entonces su verdadera naturaleza
quedaba expuesta.
Aquella era una de esas
veces.
Marcando cada paso en
los escalones de madera, abrió con violencia la puerta que daba a la cubierta y
salió en tromba al exterior.
- Márchate.
Solo ella estaba allí.
Le gustaba recibir al amanecer en soledad. El aire, aun expectante porque el
sol le calentara, le sacudía el cabello.
- ¿Ya estás despierto?
Intenté levantarme en silencio, pero…
- Márchate.
- ¿Qué?
Redujo la distancia que
los separaba a apenas un par de palmos.
- Adiós.
Billard sacó el cuchillo
del cinto y en un solo movimiento, cortó una de las cuerdas atadas al mástil.
Al momento, el sonido de una barca chocando contra la superficie del océano dejó
más claras aún sus intenciones.
- ¿Pero qué…? ¿Puedes
explicarme que está ocurriendo?
- La vida es lo que está
ocurriendo. – La fulminaba con unos ojos que pretendían mostrar enfado pero que
solo él mismo sabía, ocultaban la mayor tristeza de su ser. – No debí permitir
que te quedaras tanto tiempo.
- Billy llevo aquí seis años.
Por supuesto no se
refería al barco. Habían embarcado hacía solo dos días. Desde ese momento y la
última vez que se hubieron visto habían pasado tres años. Solo tres veces más
se habían visto desde que se conocían. Seis años. Seis años de estar pero no
estar.
- No llevas aquí una
mierda. – Tenía que cabrearla, si la cabreaba, si conseguía que le odiara, todo
sería más fácil. – Salta. Tu nuevo hogar te está esperando, agregó mientras la
agarraba del brazo.
- ¿Por qué me haces
esto?
No se estaba cabreando,
estaba llorando. Y eso lo complicaría todo aun más. Debía de librarse de ella rápidamente…
y sabía cómo hacerlo: haciéndola más daño.
- Porque no te conozco. Seis
años y ¿qué he compartido contigo? ¿Qué recuerdos tienes conmigo? Eso es la
vida. La vida son recuerdos, son experiencias y tú y yo no hemos compartido
ninguno. ¿Por qué te hago esto? Porque contra eso no puedo competir. No puedo
competir contra la vida en común que jamás hemos tenido.
Con una sacudida se
soltó. Sin mirarle a los ojos bajó en silencio la escalerilla de cuerda hasta
la barcaza. Dándose media vuelta, Billy End abandonó la cubierta: un día más,
un tripulante menos.
Lo había conseguido.
Estaba seguro de que la había engañado, de que había logrado que creyera que la
odiaba, que la hacía culpable de su infelicidad… cuando lo realmente cierto era
que ella era la única superviviente de su odio.
soy una amante empedernida de los finales.
ResponderEliminarCreo que un relato, artículo, novela, cualquier forma de expresión escrita que no acaba con una frase que consiga removerte el alma es un intento fallido de escrito para mí. No sé si eso me convierte en una lectora exigente o una mente cuadriculada, pero enhorabuena porque los finales de tus escritos son de esos que no dejan indiferente a nadie.
un abrazo,
Barby.
Eres un sol!! :) Me esfuerzo siempre particularmente en la última frase y en la primera, a mi me pasa igual, Un principio fuerte para obligarte a seguir y un final potente para dejar huella ^^ Muchas gracias!! :)
ResponderEliminarRotundo, esperanzador, grande...
ResponderEliminarSigo leyendo, me gusta.