Tumbado en el diván, no
podía apartar la mirada del techo. Me encantaban las estrellas y por fin había
conseguido que mi único amigo en aquel lugar pegara miles de ellas por todo el
techo. No había sido fácil, por supuesto. Ese era un lugar importante para
gente importante y forrar todo el techo de un lugar así había sido una tarea
dura. Pero lo había logrado.
No podía dejar de
mirarlas. En cuanto focalizaba la vista en una, otra llamaba mi atención. Y
cuando se centraba en esa otra, era una tercera la que me reclamaba. Casi las oía,
miles de almas pugnando por hablar, todas ellas con una historia que contar.
- He visto el calendario
que tienes sobre la mesilla. El día de hoy está pintado de azul, ¿por qué es
diferente?
Su voz era suave, y
aunque casi siempre generaba en mí un impulso irrefrenable de hablar, hoy era
distinto. La voz de las estrellas sonaba más alta, la eclipsaba.
- ¿Me estás escuchando?
Silencio.
- Te robaré las
estrellas si no me escuchas.
Inmediatamente giré la
cabeza.
- No, por favor.
Mi amigo sonrió. Siempre
se portaba bien conmigo.
- Pues cuéntame por qué
hoy es un día azul.
Suspiré. Lo sabía
perfectamente, mi amigo lo sabía todo de mí. Sabía que me gustaba asignar
colores a las personas pero quería oírmelo decir. Quería que hablara, que se lo
contara, aunque no tenía la certeza de por qué. Creo que le gustaban los
cuentos.
- Porque el cielo es
azul. Y como el cielo es azul el agua es azul. O quizá sea al revés. No estoy
seguro pero no importa. Lo importante no es el color, es quien vive en el
color. Los peces viven en azul porque el agua es azul. Me encantan los peces.
Con esos ojos enormes y chispeantes que parece que lo ven todo… y si no lo ven
tampoco importa. Lo importante es que lo
quieren ver.
- ¿Así que hoy es el día
del pez?
- Hoy es el día del pez.
Me encantan los peces. Siempre saltando, siempre nadando. Bullen de vida y si
bajas la voz – bajé la voz para ponerle en contexto, aunque creo que me estaba
tomando por un loco – incluso puedes oírles hablar. Y a mí me encanta
escucharles. Siempre tienen algo que decir, algo que mostrarte, algo que
transmitirte que te hace vibrar.
Mi amigo rió. Definitivamente,
me estaba tomando por loco, seguro.
- Creo que vamos a tener
que comprarte un pez, ¿te gustaría?
- No es necesario. Yo ya
tengo mi pez... y es el pez más maravilloso del mundo.
Siempre he dicho que cuando pueda me regalaré un acuario con peces de colores pero después de leerte no sé si empezar por las estrellas ;)
ResponderEliminar¿Sabes? A mí hay personas que siempre me han recordado a peces. Son ese tipo de personas que tiene los ojos muy redondos, saltones y grandes. No sé por qué pero normalmente suelen ser personas alegres, muy despiertas... y les gusta el color azul. ¿Tendrá algo que ver? Creo que has hecho un gran análisis psicológico sin pretenderlo... ;)
ResponderEliminarJajajajaj sin pretenderlo no!! Pretendido!! Que esta entrada era para una amiga que aunque no tiene los ojos tan grandes es inquieta y vivaz como un pez :)
ResponderEliminarGracias por pasaros! :)