14 de mayo de 2014

Peces.

Tumbado en el diván, no podía apartar la mirada del techo. Me encantaban las estrellas y por fin había conseguido que mi único amigo en aquel lugar pegara miles de ellas por todo el techo. No había sido fácil, por supuesto. Ese era un lugar importante para gente importante y forrar todo el techo de un lugar así había sido una tarea dura. Pero lo había logrado.
No podía dejar de mirarlas. En cuanto focalizaba la vista en una, otra llamaba mi atención. Y cuando se centraba en esa otra, era una tercera la que me reclamaba. Casi las oía, miles de almas pugnando por hablar, todas ellas con una historia que contar.
- He visto el calendario que tienes sobre la mesilla. El día de hoy está pintado de azul, ¿por qué es diferente?
Su voz era suave, y aunque casi siempre generaba en mí un impulso irrefrenable de hablar, hoy era distinto. La voz de las estrellas sonaba más alta, la eclipsaba.
- ¿Me estás escuchando?
Silencio.
- Te robaré las estrellas si no me escuchas.
Inmediatamente giré la cabeza.
- No, por favor.
Mi amigo sonrió. Siempre se portaba bien conmigo.
- Pues cuéntame por qué hoy es un día azul.
Suspiré. Lo sabía perfectamente, mi amigo lo sabía todo de mí. Sabía que me gustaba asignar colores a las personas pero quería oírmelo decir. Quería que hablara, que se lo contara, aunque no tenía la certeza de por qué. Creo que le gustaban los cuentos.
- Porque el cielo es azul. Y como el cielo es azul el agua es azul. O quizá sea al revés. No estoy seguro pero no importa. Lo importante no es el color, es quien vive en el color. Los peces viven en azul porque el agua es azul. Me encantan los peces. Con esos ojos enormes y chispeantes que parece que lo ven todo… y si no lo ven tampoco importa. Lo importante es que lo quieren ver.
- ¿Así que hoy es el día del pez?
- Hoy es el día del pez. Me encantan los peces. Siempre saltando, siempre nadando. Bullen de vida y si bajas la voz – bajé la voz para ponerle en contexto, aunque creo que me estaba tomando por un loco – incluso puedes oírles hablar. Y a mí me encanta escucharles. Siempre tienen algo que decir, algo que mostrarte, algo que transmitirte que te hace vibrar.
Mi amigo rió. Definitivamente, me estaba tomando por loco, seguro.
- Creo que vamos a tener que comprarte un pez, ¿te gustaría?
- No es necesario. Yo ya tengo mi pez... y es el pez más maravilloso del mundo. 

3 comentarios:

  1. Siempre he dicho que cuando pueda me regalaré un acuario con peces de colores pero después de leerte no sé si empezar por las estrellas ;)

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  2. ¿Sabes? A mí hay personas que siempre me han recordado a peces. Son ese tipo de personas que tiene los ojos muy redondos, saltones y grandes. No sé por qué pero normalmente suelen ser personas alegres, muy despiertas... y les gusta el color azul. ¿Tendrá algo que ver? Creo que has hecho un gran análisis psicológico sin pretenderlo... ;)

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  3. Jajajajaj sin pretenderlo no!! Pretendido!! Que esta entrada era para una amiga que aunque no tiene los ojos tan grandes es inquieta y vivaz como un pez :)
    Gracias por pasaros! :)

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